El concierto fue parte de las celebraciones por el 35 aniversario de la agrupación.
Tocaron frente a una multitud de más de 50 mil fanáticos. Avellaneda se vino abajo con la electrizante presentación.
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La agrupación creada hace más de tres décadas por los emblemáticos Chizzo, Tete y Tanque rememoró unos 30 temas en un extenso show de cerca de 180 minutos. En la extensa lista sonaron infaltables joyas de su repertorio junto a creaciones modernas de sus últimos trabajos. El trío transitó el concierto sin precipitaciones ni prolongadas pausas.
La bandera del rock nacional más fidedigno levantó el telón de la agenda 2024 de recitales masivos en estadios argentinos. Lejos de tratarse de alguna luminaria internacional del pop, fueron los históricos muchachos de Mataderos los encargados de inaugurar la temporada casi una hora después de lo estipulado inicialmente.
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La poderosa “A tu lado” encabezó el tridente inicial que puso en funcionamiento a toda la maquinaria renguera. Las banderas flameaban sin descanso en una postal imborrable en el estadio de Avellaneda quizás una postal muy idéntica a la de hace 25 años cuando la inolvidable agrupación Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hizo historia en esa misma cancha.
Las pantallas fusionaban psicodélicas imágenes ornamentadas con calaveras, un anacronismo difícil de obviar que aún conserva vigencia entre los fieles. Y de incondicionales esta agrupación sabe mucho. Esta seguidilla de cuatro veladas en Avellaneda así lo certifica.
La Renga ostenta la curiosa impronta de erigirse como trío, pero con el registro de una formación clásica de rock, amén del eventual agregado de vientos. Hay que remarcar también que se fogueó tanto en la sala de ensayos como sobre los escenarios, de ahí que luzca hoy una vetustez que la eleva a rango de clásico del género. Más allá de conmemorar una historia con esta serie de conciertos, se trata de vivir cada cita como si fuese la última.
la nota triste:
La música de La Renga puede unir a la gente y traer alegría incluso en tiempos difíciles. Su sentido de comunidad resuena con muchos. Desafortunadamente, hubo un incidente fuera del concierto donde un miembro del personal de seguridad se enfrentó físicamente con algunos fanáticos. Ese comportamiento fue inapropiado y opaca el mensaje positivo de la banda.
Abundaron los temas y escasearon las palabras para preludiar lo siguiente. Como cuando Chizzo expuso: “A pesar de estar en la cancha de Racing nos introducimos en ‘El ojo del huracán'”, en alusión directa a la seguidilla de recitales brindados años atrás en la cancha del Globo
Una nota de color fue La canción “A la carga mi rocanrol” con la incorporación del talentoso saxofonista Manu Varela. Su solo de saxofón elegante y enérgico aporta una nueva capa de emotividad. Se nota la química que Manu encontró de inmediato con la banda, impulsado por su propia pasión por el rock y su devoción de toda la vida por Racing.
Tras un breve intermedio de unos 10 minutos con cánticos apasionados, La Renga regresó impactante con una seguidilla de himnos inoxidables que el público coreó con fervor: “Desnudo para siempre“, “Arte infernal“, “El final es en donde partí” y “Hablando de la libertad“.
Este último tema despertó una catarsis colectiva bailada y cantada a viva voz por el estadio de Racing, avivando el espíritu de hermandad roquera. La Renga volvió a Buenos Aires inaugurando un 2023 que se espera colmado de rocanrol, con más inclusión del arte como parte de esta comunión argenta tan arraigada en el ADN nacional.
Más allá de banderas políticas, esta noche se respiró una fiesta hecha música que reivindica las ganas de vivir y la libertad. La Renga y sus fans volvieron a mostrar que el rock sigue siendo un potente catalizador de emociones, uniendo al pueblo en una misma voz.